Desde finales de los años sesenta, Rufino Tamayo (Oaxaca, 1899 – México, 1991) comenzó a adquirir obras para conformar una colección de arte contemporáneo internacional. El artista donó esta colección con el objetivo de facilitarle al público mexicano un acercamiento al arte del siglo XX y, con la misma meta, impulsó la creación del Museo Tamayo, el cual albergaría dicha colección. Trabajó de cerca con los arquitectos Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León en el diseño y construcción del museo. El edificio, desde el comienzo, se planeó y consideró como una pieza más de la colección. El 29 de mayo de 1981 se inauguró este recinto cultural con el patrocinio de Grupo Alfa y de la Fundación Cultural Televisa. Cinco años más tarde, el museo pasó a formar parte del patrimonio nacional bajo la administración del Instituto Nacional de Bellas Artes, con una reinauguración realizada el 9 de septiembre de 1986. En 1989, con el propósito de apoyar al museo para su óptimo funcionamiento, Olga y Rufino Tamayo crearon la fundación que lleva sus nombres: Fundación Olga y Rufino Tamayo. Rufino Tamayo falleció a los pocos años, en 1991, dejando al museo en manos de una unión de actores tanto públicos como privados que han garantizado la continuidad del proyecto a través de los años. La vocación de contemporaneidad y de apertura al mundo que alentaron a Tamayo permanecen vigentes en el compromiso de mantener la presencia del museo en el panorama del arte contemporáneo internacional.