2013
08 May.2013 - 21 Jul.2013
Artistas
Curaduría
Trisha Brown es una de las figuras más originales e innovadoras de la danza contemporánea, cuyo trabajo radical redefinió la práctica coreográfica en los años sesenta y setenta en cercana relación con las vanguardias artísticas de la época. Nacida en 1936, Brown se graduó en Mills College en 1958, y estudió en talleres de verano con Anna Halprin, Merce Cunningham, Louis Horst y José Limón. En 1961 se mudó a Nueva York donde fue una de las fundadoras del Judson Dance Theater en 1962. Junto con Yvonne Rainer, Simone Forti y Steve Paxton, colegas y colaboradores frecuentes, es considerada una de las representantes más importantes de la danza posmoderna.
La aproximación conceptual de Trisha Brown a la danza es mejor comprendida en el contexto de la vanguardia neoyorquina de los años sesenta y setenta; un período marcado por el alejamiento de la especificidad de los medios, la disolución de los límites entre los géneros plásticos, la desmaterialización de la obra de arte y de las exploraciones interdisciplinarias que operaban de igual manera sobre las prácticas coreográficas y de la danza.
Influenciada por las investigaciones de John Cage sobre los sonidos cotidianos, Brown exploró de manera parecida los movimientos básicos y cotidianos del cuerpo –de pie, sentado y acostado. Para Brown era importante "reducir esas acciones a una estructura mecánica básica, encontrando lugares de descanso y potencia, momento y peculiaridad (…) eventualmente acelerando y combinando hasta el grado en que el bailarín llegara a acostarse en el aire".
Brown continuó llevando la danza y la coreografía más allá de sus límites, integrando a su trabajo otros medios, como el cine. Durante los primeros años de su carrera, había comenzado a experimentar con la idea del vuelo. En este sentido, el desafío a la gravedad se convirtió en una preocupación medular de su trabajo, ya fuera a través de movimientos corporales o con la ayuda de arneses y sistemas de poleas y cuerdas, los cuales Brown dejaba a plena vista.
Floor of the Forest (El suelo del bosque, 1970) reúne varios de los intereses fundamentales de la práctica de Brown: movimientos basados en tareas cotidianas, como vestirse y desvestirse, realizados en una posición horizontal modulados por la fuerza de la gravedad. La obra también funciona en la intersección de la danza, el performance y la escultura. Ejecutada por primera vez por Brown y Carmen Beuchat en el espacio del número 80 de la calle Wooster, la pieza consiste en una estructura de metal dentro de la cual se arma una retícula de cuerdas a su vez entretejida con ropas usadas de diversos colores brillantes, ensartadas por las mangas o las piernas de estas prendas de vestir. Los bailarines recorren la malla de cuerdas vistiéndose y desvistiéndose, otorgándole un nuevo sentido a esta actividad cotidiana. La negociación entre estructura e improvisación que tiene lugar aquí es la que se repite a lo largo de gran parte de la obra de Trisha Brown: "hay una característica del performance que aparece en la improvisación que no existe en la danza memorizada como se conocía hasta la fecha. Si estas improvisando dentro de una estructura tus sentidos se agudizan; utilizas tu ingenio, pensamiento, todo trabaja a la vez para encontrar la mejor solución a un problema dado bajo la presión de un público que observa".