2010
15 Abr.2010 - 29 Ago.2010
Artistas
Curaduría
Adrià Julià (Barcelona, 1974. Vive en Los Ángeles) explora y rastrea los desplazamientos de las narrativas históricas y de sus distintas encarnaciones en su serie sobre los falansterios creados en Estados Unidos y Brasil tras la migración de los seguidores del socialista y filósofo francés Charles Fourier durante el siglo XIX, un siglo marcado entre otras cosas por el afianzamiento de la industria, la ideología capitalista y las expediciones coloniales. Fourier no sólo pretendía replantear la organización de la sociedad desde las relaciones humanas en donde los niños y las mujeres gozaban de un reconocimiento inusual y un estatus privilegiado. La sociedad utópica que planteaba Fourier apuntaba a la optimización de la productividad con base en la colaboración y el desarrollo de las pasiones humanas. La serie elaborada por Julià no nada más se refiere a la manera en que se difundió el pensamiento de Fourier, sino también a sus distintas reencarnaciones, interpretaciones y modos de afianzamiento en contextos que les resultaban completamente ajenos, así como a la suerte que, por ello, sufrieron muchas de estas colonias cuyos rastros, a pesar de su desaparición, aún subyacen en las culturas locales de dichos asentamientos, las supersticiones populares o la infraestructura urbana de sus antiguas locaciones.
La serie de muestras Microhistorias y macromundos que arranca con las exposiciones de Joachim Koester y Adrià Julià propone lecturas paralelas a las crónicas oficiales de la historia. Contrapone una cronología construida y la recuperación de una memoria que no se limita a una lectura unívoca del pasado, sino que supone una pluralidad de tiempos y abre la posibilidad de esbozar secuencias alternativas de los hechos.
Tanto Del jardín secreto del sueño de Koester, como el proyecto de Julià, Indicaciones para otro lugar, introducen una mirada fragmentaria en la que permea una tensión entre la documentación de los residuos materiales de la historia y los distintos relatos que traslucen detrás de ellos. Para Koester una fotografía, antes que capturar un instante del presente, establece un puente entre nuestro imaginario del pasado y la percepción de determinadas situaciones que surgen proyectadas a futuro; su práctica localiza y revela aquello que suele permanecer oculto en las narrativas oficiales. Por lo mismo, los episodios que explora en su obra se encuentran con frecuencia vinculados con una historia alterna de la filosofía, el arte o la literatura (en este caso, desde el padre de la estética Emmanuel Kant y Thomas de Quincey a Henri Michaux, pasando por Charles Baudelaire), y con manifestaciones de la contracultura y de fenómenos como la magia y el ocultismo (de Alister Crowley a Charles Manson o Carlos Castaneda).
Julià rastrea las ruinas y restos de las comunidades (falansterios), fundadas por los seguidores de Charles Fourier que desertaron de Europa y vinieron a probar fortuna en el ¨Nuevo Continente¨. Su investigación alude a los desplazamientos e interpretaciones del pensamiento de este filósofo francés, visionario, que entrando el siglo XIX, se manifestó en contra de los males de la civilización, presagiando las posibilidades de un cambio en el orden social a partir de la liberación de las pasiones humanas. Las influencias de Fourier se extienden desde los arranques revolucionarios de la Europa decimonónica hasta movimientos como el surrealismo de André Breton y el situacionismo de Guy Debord.
La obra de Adrià Julià se refiere a la suerte que sufrieron muchas de estas colonias, cuyos vestigios subsisten tanto en las culturas locales como en las supersticiones populares.