2014
26 Sep.2014 - 18 Ene.2015
Artistas
Curaduría
Asistente curatorial
Yayoi Kusama. Obsesión Infinita es la primera muestra retrospectiva en América Latina de una de las artistas japonesas más relevantes de nuestro tiempo. La exposición presenta un recorrido exhaustivo a través de más de 100 obras creadas entre 1950 y 2013, que incluyen pinturas, trabajos en papel, esculturas, videos, slideshows e instalaciones. Se presenta la trayectoria de la artista desde el ámbito privado a la esfera pública, desde la pintura al performance, del estudio a la calle.
La muestra ha viajado por el continente americano, pasando por Argentina y Brasil, y llegará al Museo Tamayo Arte Contemporáneo en la Ciudad de México.
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Obsesión infinita es la primera retrospectiva de la obra de Yayoi Kusama que se presenta en América Latina. La exposición presenta un recorrido amplio del trabajo de la artista viva más prominente de Japón a través de más de un centenar de piezas que abarcan de 1950 a 2014, incluyendo pinturas, obras en papel, esculturas, videos, presentaciones con diapositivas e instalaciones.
Obsesión infinita sigue la trayectoria de esta figura rebelde e inconforme que va de lo privado a lo público, de la pintura al performance, del estudio a la calle. Kusama nació en la ciudad de Matsumoto, Japón en 1929. Después de crear obras poéticas y semiabstractas en papel en la década de 1940, comenzó su célebre serie Infinity Net (Red infinita) a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Estas pinturas extraordinariamente originales se distinguen por la repetición obsesiva de pequeños arcos pintados que siguen patrones rítmicos mayores. Su traslado a Nueva York en 1957, donde conoció a Donald Judd, Andy Warhol, Claes Oldenburg y Joseph Cornell, constituyó un parteaguas en la carrera de la artista.
Kusama dejó la pintura y empezó a crear esculturas blandas conocidas como Accumulations (Acumulaciones): objetos cotidianos como bolsos, sillas, escaleras de mano y zapatos, cubiertos con elementos rellenos de tela que se asemejan a falos [la serie conocida como Sex Obsession (Obsesión por el sexo)] o con pasta seca [la serie Food Obsession (Obsesión por la comida)]. Estos objetos siniestros de elementos casi idénticos comparten la seriación y la repetición que caracterizaron el minimalismo y el arte pop, pero al mismo tiempo son expresiones auténticas de la compulsión de la artista por repetir sus obsesiones psicológicas, las cuales marcaron el principio de un proceso de radicalización de su trabajo que continuó con la instalación fundamental Aggregation: One Thousand Boats Show (Conglomerado: Espectáculo de mil botes, 1963), en la que en una sala construida ex profeso se exhibió un bote de remo con incrustaciones fálicas, rodeado de 999 imágenes fotográficas idénticas y estampadas en serigrafía en papel tapiz; y con Infinity Mirror Room – Phalli’s Field (Sala de espejos del infinito – Campo de falos, 1965), el primero de una serie de ambientes inmersivos en los que la participación del espectador activa y completa el significado de la obra.
La radicalización y la desmaterialización progresivas del trabajo de Kusama —lo que ella denominó “autoborramiento”— continuaron en performances en vivo, happenings, acciones e intervenciones que se convirtieron en elemento básico de la subcultura del downtown neoyorquino y le ganaron a la artista la atención y notoriedad del gran público. Una presentación enfocada en materiales de archivo da vida a sus múltiples actividades como artista, diseñadora de modas, empresaria y emprendedora. Kusama’s Self-Obliteration (1967), un filme formalmente experimental que funciona como una especie de cine ampliado, documenta las inspiradas actividades participativas de la artista (Kusama estaba intuitivamente en sincronía con el antinómico Zeitgeist que prevalecía en Estados Unidos a finales de la década de 1960) y presenta un resumen de su arte hasta ese momento.
En 1973 Kusama regresó a Japón y desde 1977 vive por voluntad propia en una institución psiquiátrica. El marcado carácter psicológico de su obra siempre ha tenido como contrapeso toda una gama de innovación y reinvención formal que le permite compartir su singular visión con un público amplio a través de un espacio reflejado hasta el infinito y los lunares obsesivamente repetidos que la volvieron famosa. En la selección de obra reciente presentada en Brasil —entre ellas, treinta y seis pinturas nuevas y una de sus más grandes salas de espejos hasta la fecha, Infinity Mirrored Room – Filled with the Brilliance of Life (Sala de espejos del infinito – Plena del brillo de la vida, 2011), la artista ha renovado el contacto con sus instintos más radicales en instalaciones inmersivas y obras en colaboración que la han convertido, con toda razón, en la artista viva más célebre de Japón.