2012
11 Dic.2012 - 14 Abr.2013
Colectiva que incluye trabajos de artistas contemporáneos, así como obras y documentos de valor histórico. La muestra está conformada por diversas técnicas como el dibujo, la pintura, la instalación, el video y la fotografía.
"Vivimos en un mundo poblado de estructuras: una mezcla compleja de construcciones geológicas, biológicas, sociales y lingüísticas que no son más que acumulaciones d materiales forjados y templados por la historia."
Manuel de Landa, "Mil años de historia no lineal"
Para el oído europeo la palabra Olinka suena como un nombre femenino con un ligero timbre europeo oriental, que podría ser checo, ruso o polaco, quizá un diminutivo de Olga. Pero lo cierto es que Olinka es una ciudad utópica diseñada por la mente del Dr. Atl (Gerardo Murillo, 1875-1964), el artista, escritor y pensador mexicano, volcanólogo autoproclamado y aviador apasionada, famoso por haber pintado el nacimiento de un nuevo volcán: el Paricutín, en siete años posteriores a su primera erupción en 1943.
Ollin es una palabra náhuatl que designa el movimiento, el cambio y, como es natural, los movimientos de la Tierra. Nahui-Ollin en el calendario azteca es el sol de la era actual, el "sol de los cuatro movimientos", que representa la inestabilidad, la destrucción inminente y el potencial de transformación. Nahui Olin también es el nombre simbólico que el Dr. Atl dio a la pintora y poetisa mexicana Carmen Mondragón (1893-1978), y que usó hasta el final de su vida, a pesar de que su relación con el Dr. Atl resultó ser tan breve como intensa. Bohemia, célebre por su belleza, excentricidad y estilo de vida liberal, Nahui Olin fue modelo de fotógrafos, como Edward Weston, y de pintores, incluyendo a Diego Rivera y el propio Dr. Atl.
La exposición Olinka propone una lectura de la historia como una constelación dinámica y siempre cambiante de los sitios letárgicos o activos. En esta interpretación geológica y tipológica, la historia no se abre como un libro, si no como un abismo, una barranca que de repente se parte en medio de las cosas conocidas. La historia es un terreno inestable construido sobre muchos estratos y sacudido por temblores y erupciones violentos. Una nueva lectura de la historia puede crear movimiento, como una gota de agua que produce ondas concéntricas a través del tiempo que se extienden hasta el futuro, pero pasan por el momento presente.
Los acontecimientos y los personajes históricos, materializados en monumentos que pueden incluir por igual textos, edificios y artefactos resuenan de formas inesperadas en ciertas obras de arte contemporáneo. La historia tiene ventajas y desventajas para la vida; se puede usar y abusar de ella cuando se pone al servicio de los políticos nacionalistas y el capital, pero continúa inspirando acción y sigue siendo una herramienta crítica para muchos artistas y pensadores de la actualidad. Las cosas enterradas hace mucho tiempo en el pasado tienen un aspecto revolucionario. La nostalgia apunta hacia el futuro y la historia es donde se creó el movimiento.
A partir de la metáfora del cambio y que presenta un temblor, podemos imaginar otras formas de movimiento violento que nos afectan a nivel psicológico, emocional e intelectual, y que ejercen influencia en las dimensiones social, ideológica y estética de nuestra existencia, en particular en México, un país asolado por la guerra contra las drogas donde las condiciones de vida son precarias, pero también en otros lugares. Las obras de los artistas de Olinka son testimonio de este estado de cosas.